Existe una relación compleja entre la alimentación y las emociones que tenemos o sentimos.
Muchas veces, nos surgen preguntas relacionadas con la alimentación como por ejemplo ¿por qué nos apetece determinado alimento en determinado momento y en función de cómo nos encontramos?
Podemos decir, que el intestino es como si fuera nuestro segundo cerebro, ya que los alimentos que introducimos en nuestro cuerpo pueden tener o causar emociones en nosotros y de manera parecida nuestra alimentación puede condicionar nuestro estado de ánimo y también nuestro estado emocional.
¿Cómo nos relacionamos con los alimentos?
La conducta alimentaria es la manera que tiene cada persona de relacionarse o comportarse con la comida.
En nuestra alimentación influyen diferentes cosas como son los recuerdos sentimientos o experiencias que hayamos tenido. De hecho, no nos alimentamos únicamente para satisfacer la sensación que podamos tener de hambre, sino que el hecho de alimentarnos va relacionado con una serie de asociaciones fisiológicas, psicológicas y socioculturales.
Nuestra conducta alimentaria está guiada por una serie de hábitos alimentarios que hemos ido adquiriendo con el paso del tiempo, son comportamientos que hemos adquirido y que al repetirse en el tiempo terminan constituyendo nuestra forma de alimentarnos. Ni que decir tiene que estos hábitos deben de ser para nosotros agradables y que estén de acuerdo con nuestro estilo de vida.
Normalmente, estos hábitos se adquieren durante la infancia, en nuestro hogar, evidentemente se ven muy influenciados por nuestros padres. Posteriormente, al ir creciendo y relacionarnos con otras personas, es verdad que estos hábitos también pueden cambiar e incorporar hábitos alimentarios nuevos para nosotros.
Factores que influyen en nuestra alimentación
La emoción de la tristeza o aburrimiento: Numerosos estudios indican que cuando una persona está triste o aburrida, esto influye en su manera de relacionarse con la comida.
En el caso del aburrimiento es muy normal el hecho de que se incremente la ingesta y en ocasiones al estar triste se disminuye. A veces, se es consciente de estas asociaciones, pero otras veces no.
El placer o sentimiento de culpa: Muchas veces hemos oído decir que se come por placer. En este caso, estaríamos atribuyendo a la comida no sólo la función nutritiva, sino también la placentera o desestresante.
Hay en ocasiones, que lo que queremos es sentirnos mejor, y lo hacemos por medio de la ingesta de comida y así obtener sensaciones agradables. Esto, es justificable ya que hay alimentos como el plátano o el chocolate que tienen triptófano, un aminoácido esencial que estimula la liberación de serotonina, esta nos aporta tranquilidad, y una sensación placentera.
Estrés: Personas que están sometidas a un nivel alto de estrés pueden responder a esta circunstancia aumentando su ingesta de alimentos altamente calóricos o poco saludables. Esto es un riesgo y pueden aparecer problemas de sobrepeso u obesidad e incluso trastornos del comportamiento alimentario como la bulimia.
Alimentación saludable
Es imprescindible, tener una buena base de hábitos alimentarios saludables que se establezca en nuestro estilo de vida y perdure en el tiempo.
Características que definen una alimentación saludable:
- Debe tener todos los nutrientes necesarios para el desarrollo óptimo del organismo en las cantidades adecuadas.
- Debe ser equilibrada en lo referente a las proporciones de los diferentes grupos de alimentos.
- Variedad de alimentos, principalmente frescos y de origen vegetal.
- Debe cubrir las necesidades energéticas, en función de las diferentes etapas vitales y de las circunstancias.
- Se debe adaptar a las características.
Es vital que se sea capaz de seguir una alimentación variada, equilibrada y saludable que nos proporcione sensación de bienestar, cubra nuestras necesidades energéticas y emocionales.
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